El reconocimiento es una forma de expresar su mundo

Por Silvia Estrems. 

La teoría de los mundos nos permita descifrar los mundos de las organizaciones, empresas y incluso personas. Entender a qué mundo pertenece nuestro interlocutor facilita la comprensión, comunicación y acelera los acuerdos. 

Una forma de detectar el mundo al que pertenece la organización es hacer preguntas sobre cómo funciona el reconocimiento en ella. En este blog ya hemos publicado diversos ejemplos: el mundo de Apple 

o el mundo del esfuerzo.

Lo podemos hacer para nuestra empresa. Se trata de identificar 3 puntos:

• aquello de lo que nos sentimos orgullosos dentro de la empresa, lo que me gusta de mi trabajo
• aquello que materializa el reconocimiento
• de quién se espera el reconocimiento – quiénes son los portadores del reconocimiento

Las preguntas que nos podemos hacer para revelar cada punto pueden ser:

• ¿En qué principios te gusta ser reconocido?
• ¿Por qué objetos (el cargo que aparece en nuestra tarjeta de visita, las dimensiones del despacho, las tareas que te confían, el coche o naturalmente el sueldo en todas sus formas)? Si nos preguntáramos en la cafeteria: «¡Anda! ¿Has visto? A Fulanito le han dado XYZ…» ¿Qué es ese XYZ?
• ¿Y determinados por quién (el cliente, el jefe, los colegas, el profesor, el periodista)? ¿Con quién nos comparamos? ¿A quién nos gustaría parecernos? ¿Quién nos sirve de referencia?

Sabemos que nadie pertenece a un mundo puro y es la suma de las respuestas que nos darán una visión del mundo al que pertenece nuestra empresa.

Por ejemplo, a la pregunta “de quién se espera el reconocimiento” si respondemos...

• de los artistas, los iluminados, somos del mundo inspiración
• de los superiores, los colaboradores somos del mundo doméstico
• de las estrellas, somos del mundo opinión
• de las personas colectivas y sus representantes, somos del mundo cívico
• de los competidores, somos del mundo mercantil
• de los profesionales, somos del mundo industrial

El reconocimiento es clave en las organizaciones, y la forma de hacerlo determina nuestro mundo. También es un índice para comprender el mundo de los demás con quien queremos interactuar.